Caminamos tanto buscándonos que cuando nos encontramos no tuvimos otra alternativa que seguir caminando. Mirando hacia los lados para cruzar la calle y riéndo de quienes nos miraban como si estuviésemos locos, a cortando distancias entre una vereda y la otra, recogiendo vestigios de personas que nos dejaron hace ya mucho tiempo, cambiando para nada y creciendo como los árboles, riéndose con los ojos, besándonos con las manos.